Cincuenta poemas mal peinados

AMANECER

Es posible que los calcetines estén sucios,
que no me haya lavado la cara,
que me quedara sin cuchillas y sea festivo,
pero lo que aún me cuesta comprender,
cómo que no vi todo eso que se desparrama por la alfombra…

AUNQUE NO QUIERAS

Me recortaré uno de tus ojos y lo meteré en mi pecho,
para que no se me pierda tu mirada en los viajes,
para que nadie pueda observar cómo observas tú todo lo desconocido,
para que no puedas echar un ojo a la cazuela. Más quisieras, no somos mosquitos ni leones.
Pero sin que nadie me lo vea.
Esconderé en mi pecho tu ojo
para que a nadie puedas ofrecerlo,
para que nadie pueda asomarse dentro de ti
ni mirar por donde no se debe tus más íntimos paisajes.
Estaré lejos, pero tu mirada siempre me acompañará,
Me mirarás aunque no quieras, y tu otro ojo quedará inútil,
ausente de otras miradas, de deseos que yo pudiera desconocer en mi ausencia.
Coseré tu ojo a mi corazón, y será como mirarte con tus ojos, mirarme con los míos
fuera de lugar ni tiempo, porque ni tu ni yo vamos a permitir
que algo tan estúpido como la materia nos separe, ¿a que no?

CEBOLLA EN MI NEVERA

Ya sin llanto,
se esconde manchada de tierra, de invierno.
De madrugadas y luces,
de gritos y viajes
se esconde,
apaleada por la lluvia
que moja sus lágrimas secas,
de tanto llorar para nada.

EL DIQUE

Reunámonos todos en la mesa
con peste a vino y tabaco
mirando las arrugas de Gabriel,
mirando los dibujos del olor de los sobacos.
Reunámonos en la casa vieja de la abuela de Manolo,
que tenía televisión y video, vino, rayas… en fin, de todo,
hasta que llegó la abuela
que nos puso en fila
y nos lamió el alma
hasta dejarla seca, dura como la misma vida,
de hasta sacarnos el alma a lingotazos
que nos la escupió a la cara
y nos echó sin contemplaciones
la aquella mujer cuarentona recuerdo,
de pecho generoso
y labios de leona traviesa,
que espera aún
que la maten con una espada,
por fin,
húmeda como el dique, después del chocar de las olas en invierno, como la primera noche.

ENARENADOS

Este poema es como un puñado de pescado muerto que se tira al mar y comienza a nadar.
Y comienza a hacer dibujos,
a la orilla de la mar.
Es como un puñado de animales que atraviesa el mar
lo mismo que un hombre a una mujer muy vulnerable.
Es como una espada de Toledo,
como un jardín sin cuidar,
como una niñera sucia y hermosa de tetas profesionales,
de tetas de amamantar.
Y el niño feliz, imaginando en el acuario,
nadando con la espada al aire,
rompiendo el alma a la su cuidadora,
que se deja querer lo mismo que un puñado de animales muertos,
que se enharinan para freírlos y comerlos sin contemplaciones.
Todo eso y mucho más, este puñado de pescado muerto,
enarenado, bajo la luna.

ESO YA ES HISTORIA

He separado mis brazos para echar a volar
lo mismo que un vuelo de Iberia sin avisar.
He separado mis brazos para que no pienses cosas que no son,
que ya todo cayó en una palangana gris de aburrimiento,
saca la perra,
llama a la abuela,
pélate,
cepíllate los dientes,
así,
así,
sigue…
He separado mis brazos para echarte a volar,
para que después de éste, tu pequeño último sufrimiento,
tengas un buen sabor de boca,
mientras yo penetro nubes de colores de nublados magistrales
con tonalidades grises que me harán llorar de verdad
por cosas verdaderamente dignas de un llanto. Y no por el color del arroz en Roma
ni por las manchas de aceite en el suelo
de la entrada.
Eso ya se acabó.
Eso ya es historia.

LA NOCHE EN QUE SE CAMBIABA LA HORA

Me levanté con lavadoras en la mirada,
con ombligos peludos,
y cerdas amamantando botellas,
cielos resquebrajados,
y muchos culos que se chupaban la boca unos a otros.
Era verdaderamente la noche en que se cambiaba la hora,
pero no sé qué les pasó a todos.
Mirando la hora no solucionamos nada.
Empiezan a lavarse el cuerpo con salivas
de unos y otros, a mezclar sus cuerpos en la arena de la playa,
a limpiar sus almas con la sal del agua muerta de la luna caliente, que está a punto de bañarse,
de limpiarse el cuerpo, lo mismo que una puta.

LUNA II

Conozco perfectamente ese silencio, y si tuviera ahora mismo un cristal
lo recortaría y haría un ramo de flores para tu entierro.
No sé cuándo vas a venir,
cuándo dejarás de hacerte el muerto,
pero oye,
si vienes tarde
no llores por mí,
porque preferiría que no me vieras llorando por éste tu silencio,
por ésta tu puta broma, que ni es broma ni es puta.

MI LAG

Acaso puede ser no estoy seguro,
que me plantee seriamente que no dormir contigo me hizo mal,
que no meterme tu alma en la mía me hizo mal,
que aquellos pentagramas mal peinados que había en la mesa no eran tuyos.

Acaso puede ser no estoy seguro,
que tu novio fuese una simple fotografía del Teleindiscreta,
una imagen de las que ponen en mitad de la película,
una llamada perdida,
un sueño mientras te desangras por la noche.

Acaso puede ser no estoy seguro,
que tu boda sea quizá el preludio a tu descanso eterno,
que busques ya la tranquilidad de tu alma aún desnuda,
escupir en la faz de la tierra tus herederos,
alguien que cuando tú no estés,
recuerde que su madre -acaso puede ser no estoy seguro-
sólo estaba confundida.

MILONGA

Supongo que bailar conmigo es imposible,
pero un día me bailaré en mitad de la noche un tango.
Y me cruzaré las piernas,
y sentiré el misterio sexual del baile argentino, y me comeré tus brazos después,
a la parrilla mi nena.

MIS OJOS LLENOS DE SANGRE

Estaba mirando la tele,
mientras me preparabas la cena,
que miraba en la nevera,
nervioso,
mientras tú lo ponías todo perdido de aceite,
que miraba nervioso,
y ni una cerveza.
Grité a tus oídos por qué,
grite por qué a tu mirada,
que llorando me pedía perdón,
cuando cogí un par de tenedores,
que me los clavé en la mirada,
por no mirarte,
que sangró mi mirada,
no sé si por tu culpa o no,
pero allí no quedaban cervezas.

PAPARAZZI

Me estaba oxigenando el alma
con un trozo de Coca Cola,
con un trozo de paella,
con un trozo de amapola.
Me estaba oxigenando el alma
con un trozo de tus labios,
mojado en el pan con vino
mojado en el aceite del plato.
Me estaba oxigenando el alma,
me estaba peinando el brazo,
cuando vino Paco con un árbol
y te lo plantó en el estómago,
que maté a Paco, y te maté sin respirar,
y para no dejar de oxigenarme,
me maté yo también,
y escupí la Coca Cola sin querer,
mientras la doctora me analizaba la entrepierna,
después de muerto.

POTRO PLAYERO

Sólo me dan ganas de no despertar,
de olvidar las horas del día,
de olvidarme de ti.
Levantarme contigo a mi lado
es cada día más doloroso.
Regarte, pasearte, lamentarte…
son hábitos ya demasiado cotidianos.
Llevarte a la playa en verano,
darte de comer en invierno…
es todo ya tan cansino
como levantarme de ti,
como obligarme a quitarte voz a la radio,
como meter la cabeza en la arena del campo
y que del barro y el agua de la lluvia nazcan árboles en mi mirada
para regarlos en la tuya
y hacerme más daño cada día.

PUTA DE MIERDA

Si un día te veo tirada en el suelo
pensaré que me estás pidiendo perdón
por darle tu pecho a la vecina,
por mirar por la ventana y fumar sin sujetador.
Si un día te veo tirada en el suelo
pensaré que has perdido tu orgullo,
que quizá te tiraste al vecino,
que quizá algún que otro capullo.
Quizá si un día –a lo mejor te veo- te tiras al suelo
voy a pensar que me quieres pedir perdón, pero ojo,
mira que no lleve zapatillas, pues mientras que estos dedos
no sean humedecidos por tu lengua,
poco vas a poder hacer
puta de mierda.

PUTO DE MIERDA

Si un día te veo tirado en el suelo
pensaré que me estás pidiendo perdón
por darle tu polla al vecino,
por mirar por la ventana y fumar desde el colchón.
Si un día te veo tirado en el suelo
pensaré que has perdido tu orgullo,
que quizá te tiraste a la vecina,
que quizá algún que otro capullo.
Quizá si un día –a lo mejor te veo- te tiras al suelo
voy a pensar que me quieres pedir perdón, pero ojo,
mira que no lleve zapatillas, pues mientras que estos dedos
no sean humedecidos por tu lengua,
poco vas a poder hacer
puto de mierda.

SINFÓNICO PIANO DE COLA

Mientras sea posible que el estruendo apague las lluvias
no habrá problemas para domesticar a la naturaleza.
Con un simple sinfónico piano de cola
romperemos la mirada a la vida,
romperemos las telas del llanto,
abriremos una brecha en el pecho del escándalo
y sangraremos de alegría.
Porque estamos descubriendo
las entrañas a la ciencia,
y no nos van a importar ya los sentimientos de nadie,
la suma total,
no nos convence.
Y ya el amor por fin
caerá en desuso.
El amor digo de los libros,
de las canciones, de las películas…
Que ya nada va a ser comparable.
Y naceremos entre descargas,
y moriremos arrugados de tanta luz artificial
Y los que queden –aún más lejos si cabe-
se comerán unos a otros,
porque ya todo es plástico,
porque ya es todo lo que hicimos
pensando en engordar
mañana,
nosotros,
nuestros hijos,
y todo el que se nos acerque.

SONIDOS DE TAMBOR

Reaccionábamos mal.
Teníamos unas pobres espaldas
que sólo nos servían para llevar tambores
y recibir los escupitajos
del Señor Bermúdez.
¡Maldito bigote!
¡Maldita calva!
¡Maldito Bermúdez!
Nadando en la playa
con la Señora del Señor.
¡Maldito Señor!
¡Maldita espalda!
¡De dónde salen tantos sonidos,
tanto estrépito!
¡Dios! La barriga del Señor Bermúdez
escribiendo sonidos de tambor
para nuestras espaldas,
para nunca dejarnos crecer la barba,
para nunca dejar nuestro sobaco tranquilo,
para que el sudor bajo las tetas de la Señora
nos caiga hasta que se nos desaparezca el ombligo.
Señor Bermúdez, lo siento.

TANTA CATAPLASMA

¿De dónde sale ese líquido que te cuelga,
esa caravana de carne que se te sale
de la mirada al infinito?
¿De dónde vienen tus padres?
¿Acaso de comprar tocino?
¿O sin embargo te estás cuidando de mirarme
y yo no me entero?
Te mataría por tanta cataplasma,
por tanto misterio en la oficina,
por tanto mirar al médico,
por tanto mirar el líquido,
por tanto usar lo que es preciso
y descubrir lo impreciso ahora,
cuando de los ojos
no te salen más que algunas cucarachas gordas
apunto de reventar de ira.

ABRIL ANTICIPADO

Entonces mis ojos te besarán la mirada
con el mismo silencio
de las conversaciones en el autobús.

RESUCITANDO RESCATADO A CADA SEGUNDO

Las intermitencias de la farola en el agua,
son como el agua cuando recorre tu cuerpo,
como el humo azul del cigarro
que esconde tu mirada malvada de llanto,
como el brillo oscuro en la caricia asesina de un pincel en Caravaggio.
Resucitando rescatado a cada segundo de las profundidades submarinas
-para guiñarte sólo- las, acuérdate, intermitencias de la farola en el agua.
O piensa sólo que son como pequeños asesinatos pincel en mano,
que con sólo mirarlos
consiguieran que te arda en lo más profundo del alma.

SEIS DE ENERO DE DOS MIL CUATRO

Nuestra alma crece según indican los anuncios no te engañes con otras cosas.
Los juguetes no son diseñados por nosotros,
los juguetes nos diseñan a nosotros mismos.
Se crece año tras año, navidad tras navidad
según asimila las encuestas,
y adquiere energía gratis a partir de la publicidad,
para poder estar a la altura de la circunstancia
y no quedar como oveja descarriada del rebaño.
Y es así de este modo que
llegará el día en que
seremos todos absolutamente iguales,
con las mismísimas felicidades, funciones,
lo mismo que un disco duro.
Nadie tendrá almacenamientos extra,
ni más espacio de la cuenta para reunir recuerdos.
Y será entonces cuando explote
el inmenso trozo de carne enferma
que cuelga en la inmensidad engordado siglo a siglo,
donde se señala al detalle con facturas y estadísticas que todo es como debe ser,
como está escrito.

LLORANDO MIS VENAS

Esta mañana
me hizo acordar del Pelusa
la guitarra sorda
de la línea azul en el taxi
de los murciélagos
de tus ojos
del cristal del coche
de la tu boca en la noche tu lengua,
las tres cervezas
del semáforo
de las calles
de las luces verdes todas las luces,
el sube y baja del cristal del coche
del taxi
el intermitente de tu coche
de mi alma
y de como si nada
llorando mis venas
besándonos bajo la luna estremecida
que llorando también líneas azules
como lunas enteras colgando de tus pupilas tus piernas
en Burgos para recoger una caracola
mientras miraba por la ventana una lucecita roja que se alejaba
hasta el azul oscuro de la noche
antes de cerrar los ojos
dentro ya de tu cuerpo,
iluminando tu alma empapada
rota ya de tanto llanto,
recolgada a la arena imposible
del deseo transparente
que se anuda en tu ombligo
cada amanecer.

OCHOCIENTAS PALMERAS

Anudo tu vientre
a una farola
mientras me fumo
tu alma enloquecida.
Enloquecido queda tras el paisaje
que se enlaza a mis zapatos,
confunde, y se asoma
por debajo de la noche,
bajo ochocientas sombras
que se menean con la misma naturalidad
con la que se abrazan tus labios
lo mismo que un perro.

PASATIEMPOS

Te traeré pescado
del embarcadero
cuando mi alma se rompa
contra las olas.
Mientras tendrás que conformarte
con la pasta dentífrica
que suministra el Papa,
los domingos,
y estas doce uvas.

GABRIEL

Deja que te salgan canas de arcángel,
y al menos creerás en algo.
Porque tu alfombra voladora está cansada ya,
del polvo blanco de los perros,
de las blancas risas de Julio,
de tu hermano pana.
Deja que te salgan canas de arcángel Gabriel, y bendito seas si alguna vez te las ves en un espejo,
será el principio de algo,
síntoma quizá de que aún quedan parámetros incontrolables,
vendiendo música, como los piratas, en la esquina del Pelé.

FOIE

Si puedes sácate el cuchillo
y no lo guardes en ningún sitio:
si se te escapa sangre
se te arremolinará el alma:
creerás que algunas veces sabes lo que haces,
otras pensarás lo que no dices, o no:
dirás lo que haces,
harás lo que no piensas…
como cualquier mujer aburrida.
Mejor déjalo y
date el gusto:
no dejes que el sonido del barco
se te meta en los dedos:
Chopin no tiene la culpa
y mucho menos mi alma.

VIP

Tu lengua en mi pantalón,
tus pezones en mi estómago,
tu cuerpo rodeando el mío como un cinturón de seguridad…
¿qué miedo tienes si el móvil está sin batería
y el reloj que me regaló tu madre se paró?
Si enciendes el intermitente,
sacas tu triángulo,
y en esta oscuridad silenciosa y confusa,
mientras nadie alcanza el valor de tu mirada más que yo
-sólo si te portas bien- bajo esta noche nubosa, silenciosa lo mismo que una perra.

YA ESTA AHI SU PADRE PARA METERLE LOS DEDOS Y HACERLA VOMITAR

Rompió la ventana de un portazo
mientras la miraba con odio
cómo contemplaba horrorizada
los cristales llenos de sangre en su brazo,
mientras la lavadora daba vueltas,
mientras el vecindario de viaje,
y su padre alimentando su noche
desabrochando el sujetador,
deseoso de comerse la inocencia de sus ojos,
la saliva de su llanto.

ALEV EN UN BUZON DE CORREOS

Prefiero los sonidos sinceros de la naturaleza
a cualquier música o fonema
que pudiera destruir el encanto de esta noche tan caliente.
Nada es comparable con la tierra mojada
que destruye este baile tan hipócrita copa en mano,
de apariencias tan juveniles de tan ilusa ilusión en pleno desarrollo,
en extrañas circunstancias.
Mojarse los pies en la noche es algo muy antiguo y placentero,
tan popular como el pizzicato Bartók en tu guitarra,
tan exquisito como un buen plato de cordero
servido desnudo al amanecer.

MOLINOS DE VIENTO

La sangre de mis ojos
está cargada de aroma para los tiburones
de leche que grita ira hinchando manzanas,
hinchando dátiles mientras el llanto que guarda un bolso
desaparece suave y fresco como el jazz
lo mismo que una escobilla que arremolina
un trozo de mierda confundido con el agua,
igual que esa pieza de jazz tan lenta y sutil que roba del árbol manzanas y teléfonos, viajes, negocios, y algún desencanto divino, actual, como cuando de la punta de la lengua cae una lágrima espesa sin explicaciones lógicas.

SILVIA

El cielo ya no tendría ganas de cambiar de color cada amanecer,
seguro.
Las risas entre mis vecinas quinceañeras desaparecerían,
dejarían de lanzarse lentos dardos de agua con sus miradas,
de mirarse los pechos en los ascensores
enlazadas en una especial complicidad que sólo ellas conocen.
Los niños y las niñas ya no jugarían a besarse en la Plaza de la Merced,
ya no reirían tampoco,
envejecerían deprisa gritando un silencio que esconde la respiración circular.
La luna por supuesto tampoco me dejaría verla desnuda ninguna noche más,
enfadada y aburrida lo mismo que una novia coqueta que se explota las espinillas mirándose en cualquier playa,
por enredar de hermosura esa imagen tan tan estúpida de sí misma.
Ninguna noche aparecería tan llena de luces desesperadas
que suben y bajan lentamente en la ventana de mi cuarto,
buscando confundidas por el humo azul de un cigarro amor desesperado en las últimas horas nocturnas en las que a la vez que nadie observa todos se aman,
las nubes se abrazan aprovechando la oscuridad,
la lluvia –mirando el reloj desesperadamente- confunde cualquier sonido sospechoso que pueda entorpecer el transcurso de la vida con esa misma dulce estupidez de ayer,
esa misma que nos caracteriza desde siempre,
y yo,
mirando una fotografía, un violín,
en una postal que me llegó de París.

ONCE

Buscándome el alma
me di cuenta que no existía,
que quizá salí despedido entre trozos de sangre seca,
entre trozos de la madrugada
a la que el sol nunca quiso iluminar…

SUBLIME

Dejaba crecer su frondosa barba en blanco y negro
lo mismo que un árbol azul en la vieja vereda, una mirada joven e inocente que posada en un escote,
un violín desabrochado de su orquesta naranja que se aproxima a la cocina.
Tierra a la vista desde un globo gritado rabioso y feliz
descubriendo en sus venas nuevas cicatrices asesinas
que enmarcadas cada segundo para una nueva exposición
desnudaba nuevamente su alma para todos,
para cualquier mirada azul que posara sus dedos en un violín
que grita nuevos descubrimientos.

COLUMPIOS

Aunque tú te empeñes no es fácil balancearse, llorar contra el viento
o convertir tu llanto en la saliva del otro
tampoco es cosa del silencio.
Saca tu lengua y enjuágala en la mía,
confundida con la tuya,
enlazada a la deriva lo mismo que dos estómagos que se abrazan
compartiendo el sudor de su llanto.
Tampoco es tan fácil sacudirse el tiempo
no es tan divertido ni tan sabio,
es más bien un ejercicio que no merece la pena
que el sol y la luna nos reprochan cada día, cada noche.
Prefiero amarrarme al llanto de cualquier nube,
pasear hasta empaparme de lágrimas
y que luego la tierra me reconozca,
cuando los pájaros canten otras canciones aún más hermosas, aún más bellas,
cuando me coma tus labios, y ya nunca amanezca esta noche.

MUJER EMBARAZADA

Dos enormes océanos se conmueven,
se provocan, estallan,
y manchan todo el cielo de lluvia después de comerse mutuamente.
Bajo un arco iris se revuelcan mezclados de alegría como dos tigres recién nacidos,
recubriendo de leche todo el paisaje, mojando de vida esa mirada única.

ALEXIA Y EL PEZ LIMON

Raja su estómago de lluvia,
nacen mariposas en su vientre,
todo desnuda bajo el agua de una tormenta,
mientras el pez limón llama desde el metro desesperado,
perdidamente enamorado de la bella Alexia hasta el infinito.
Preguntando por la su boca,
por las sus palabras,
roja se pone la mujer del pez limón
cuando Alexia se decide a amarla llena de emoción
sin contemplaciones frente al pez limón
mientras llora de rabia,
mientras en sus ojos tiembla una lágrima que no existe,
mientras Alexia bebe el aroma de la su mujer y nadie bebe de su llanto.
El pez limón se raja los ojos con una lata
y la aquella Alexia no deja caer ni una sola lágrima roja del pez limón.
Decide olvidarse de él y morir abrazada a la mujer del pez limón,
ahogada en sus labios y su lengua, en mitad de una provocadora risa.

NIÑOS DE CUERO

Hundir la mano en tu entrepierna y reunir un ejército de moscas
que se ahogan en tu charco de sangre en tus lágrimas.
La misma de donde te cuelgo sin ganas ya seca,
sin que hagas ruido tu alma ya sin que suene nada,
mientras se derrama en el suelo lo mismo que un puchero,
lo mismo que Juanito Valderrama.

O aquel grupo de rock que te gustaba tanto.

DESPACHO

No me parece importante tener que agitarte en la mesa del despacho
parece que lo estuvieras pidiendo a gritos.
Así no me gusta,
preferiría violarte en medio del parque
estarías aún más preciosa desnuda y sucia rodeada de patos nerviosos
de miradas preocupadas por el pescado,
revolcada en el sudor y demás líquidos del sofoco del momento, de gritos,
de lluvia de abril cuando pasa el tren de cercanías,
de tiovivo libros de ocasión y extranjeros de apariencia inteligente y maravillosa.
Otra cosa sería banal y aburrida princesa,
amaina y coge la linterna que yo te enseño.

FAX

Me apetecía mientras relajaba mis manos en tu vientre
despistar tu mirada hacia la música del teléfono,
recoger la basura sin orden,
ir a la playa los domingos impares con música de piano en el coche.
Mientras mi lengua te acariciaba toda entera
ponían una sencilla canción muy frágil,
y alinear tu pensamiento a las mantas
o frotar tu alma con la mitad de un limón
era como enloquecer de delirio muy tranquilamente,
como compartir un anuncio de la Coca Cola,
un desamor de Machín,
un trozo derretido de Margarina.
Recoger la lluvia,
apartar a los vecinos,
cruzar la carretera sin mirar los coches, sabemos de sobra que estamos rodeados de gente muy práctica…
Tú me preguntas por qué.
Yo, la verdad,
todavía no he llegado a ninguna conclusión,
mañana te prometo una respuesta, una pregunta.
Déjame amanecer enlazado a tu ombligo
y un fax lo arreglará todo por nosotros,
pero mañana, por supuesto.

DISIMULO ACTUAL

No suelo fijarme
ni en los peinados
ni en la forma de mirar,
así que deja esa pose de imbécil interesante
y relaja tus piernas
porque voy a pensar
que estas haciendo todo esto para esconder algo
y quien esconde algo es generalmente un artista de poca monta
que intenta en su guitarra
o en su apacible desinterés por las cosas que generalmente
hemos ido asumiendo que son prácticas
disimular su podredumbre.

CADENA DIAL

Porque antes tiene sentido la foto,
porque antes tiene sentido el bocadillo,
la forma del arco iris dentro de tu cuerpo,
una frase que no es mía tumbada en tu oído…
El universo conspira para que todo lo que tú quieras suceda,
cruzándose dentro de ti
lo mismo que una canción de Nino,
detrás del cable eléctrico,
mientras dan la noticia…
Cerrar la puerta, encender la radio…
una catedral no te da un guiño ni risas de todas las clases.
Entonces el sueño era no dormir,
castañitas de otoño tengo piedras en la boca.

No ha pasado nada, y ha pasado todo…

SANTA SOFIA

No pretenderás que me emocione
este pedazo tremendo de muerte,
este gran monumento al invierno…
Aquí sólo retumban llantos de niños
y un enormísimo silencio obligado,
una creencia inexistente,
una religión divina donde ni se ama ni se quiere
a nadie que exista,
donde sólo es mérito aguantar y ser feliz en apariencia.
La complicidad tampoco existe,
como no existen ni los abrazos ni las minifaldas, donde el alcohol sólo puede ser metáfora,
la antesala a la muerte un rezo constante
cubierto de humedad, un lamento colectivo silencioso…
Tu mirada no debe desviarse,
presta atención a estos mosaicos,
luego te compraré un juego de té en el bazar,
pero ahora calla y disfruta
del silencio de esta mentira enorme,
que durante siglos fue fraguándose con esta misma amargura,
con estos mismos rayos solares
que dan aún mayor tristeza a este conjunto de muertes…

LOS PERROS NO TIENEN VOLANTE

Estábamos subidos a las espaldas de un canguro de mentira,
que luego seguro nos pasaría factura por todo,
nos reventaría el alma con ira invisible a destajo,
nos mordería el espíritu sin avisar.
El paseo por la noria y los bocadillos de entretiempo,
los zapatos de deporte, el cocktail de piña colada, la nieve del guardarropas…
Metidos en mitad de una ruta bien definida por el canguro
llevábamos utensilios de todo tipo:
sangres de todas las clases,
reproductores de audio con música de piano para los estados de aburrimiento máximo,
un libro, energía para soportar la carga, y algo de comida china.
Muchas dudas tuvimos hasta decidirnos:
un gato, un león, un perro…
Nos gustaba el perro,
pero los perros no tienen volante.

DOBLECES TAIMADAS

Como cuando las lagartijas,
-meneando el medio cuerpo que ya no les pertenece
sumidas a cualquier vergüenza estúpida-
fritas, provocadoras,
saltan en el aceite hirviendo
troceadas de mentira, entusiasmadas,
mientras arden y comprueban
que somos menos poéticos de lo que pensamos.

UNA NOCHE DE TORMENTA EN CALLE MARMOLES

Es como una naranja azul que flotara en la mitad de uno mismo,
como un parque lleno de monos azules que se asoman para visitarte,
para molestarte a gritos azules muy fuertes sin avisar,
todos juntos.
Eso es y no más,
las canciones marchitas de un joven con voz muy asequible,
acompañado por una mujer delgada y suave,
de alcohol peligroso,
de incestuosos pechos,
de misteriosos ojos y estómago de caramelo.

TROZOS DE SILENCIO Y AMANECER EN MARO

Abrazada al amanecer
bebiéndote un trozo de piano
en el sofá del salón
mientras en la terraza temprano
gritos de un pájaro herido
que pide un beso lejano
un baile infinito poco vestido
un sueño que ha sido robado
una música que arde sin gritos
un juego de mesa sin dados
de Maro a la salita
de la salita a Maro
de la salita al infinito
del infinito al piano.

VISIÓN ESTÚPIDA

Y si la enorme mirada
me atrapa,
entonces simularé que soy sombra,
simularé que soy mañana,
nublado astuto,
o una inmensa plantación de lechugas desde un avión.

ME HACE FALTA BEBER PARA LLORAR

Es verdad que se puede acariciar el piano,
o tocarlo como un maestro.
Es cierto que se puede amar,
y amar para siempre.
Indudable que puede uno dormir horas y horas,
o descansar hasta el nuevo día.
No sé si prefiero vestir roto o vestir nuevo,
sólo sé que mi piano no me abraza si yo no lo abrazo,
ni un beso es un beso si no se da.

POEMA INVISIBLE

Acariciando el piano uno se permite desnudarlo todo,
no suele atarse a nada ni a nadie, son las reglas.
Las miradas se empapan sin explicación poco a poco cada vez más,
hacia dentro y hacia fuera,
a medida que crece el poema invisible
que nos embriaga del más caro de los perfumes,
al que cada día estamos menos acostumbrados.

SIN TÍTULO

Echad a volar todos estos peces
que se agolpan en tu mirada
para devorarte toda entera,
para vaciar todo tu pecho y nadar dentro de ti
sin tu permiso…

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