60: La una por la otra

Los ojos de Berta comenzaron a crecer lo mismo que crecían sus pechos mientras chupaba el resto de chocolate helado hasta la humedad. La camiseta blanca de Berta, con aquella cruz roja dibujada en la esquina, comenzaba a destilar los deseos de Berta por encontrar infortunios, los ojos de Berta húmedos como su entrepierna pedían a gritos que la arrastraran hacia lo imposible, solicitaban en forma de llanto contenido de chocolate un poco de sentido para su vida, un poco de iluminación para poder seguir gritando hasta el final de sus días en aquel despacho de verduras donde ya nunca volvería a pelearse con su prima Angélica de hasta arrancarse los pelos, delante de los vecinos de hasta romperse las prendas entre los sonidos de amor que sentían la una por la otra sin hacer ruido.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s