Matar la tensión

No estaba decidida del todo pero supuso que evitar sólo esta vez un descuido podía ser la solución para matar la tensión con Juan. La playa estaba completamente peinada y estaba amaneciendo. Juan esperaba la guagua como todos los días, esperando de paso a Gladys y hacer más excitante el desayuno con el regalo diario. Gladys dejó pasar la columna de aire como siempre por su entrepierna como es costumbre para el deleite matutino de Juan, para el refresco múltiple de Gladys por la mañana. Pero Gladys lleva esta vez unas preciosas bragas blancas. Y esto a Juan, pese a la preciosura del encaje, no le ha hecho ninguna gracia. La tensión crece entre Juan y Gladys. Los vecinos sienten cómo la sangre comienza a correr más deprisa. Y a Gladys le crecen los pezones con esta contradictoria situación.

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