A Leu le gusta tener las nubes bien ordenadas. Con la densidad justa y el hueco justo para que la luz del sol sea la adecuada, a Leu le pone de los nervios cuando las nubes quieren extenderse por el cielo a sus anchas, cosa que ocurre muy a menudo. Así es la naturaleza, que ni comprende, ni puede comprender aunque lo quisiera, la naturaleza misma, se entiende. Y como se ha puesto a llover, y el sol ha decidido no salir para no mojarse con tal temporal, Leu ha decidido coger el coche -le encanta conducir y mezclar el paisaje lluvioso con la música que suena en su equipo de sonido, de piano o de Marwan- y aparcar por la Merced para tomar un agua tónica en el Road House –una o dos- y brindar una vez más con Sergio por tener que conformarse con los caprichos de la naturaleza, y comprender una vez más que hay que templarse salga el sol por Antequera o por donde quiera. Comenzaba Leu a mojarse los labios con el primer sorbo de tónica cuando dos jóvenes alumnas repetidoras del instituto donde Leu enseña sicología cuántica tres días a la semana han entrado en escena y han decidido iniciar un morreo infinito en la barra del Road House, amarse hasta donde se pueda públicamente, casi rozar el límite de sus almas mismas al son del swing más clásico que suena a toda mecha en el Road House esta vez, esta vez con el ruido necesario que, mezclado con los cubitos de hielo que ambas casi mujeres pasan de una boca a otra hasta derretirlos con el calor del amor y el sonido del saxo provoca una terribe excitación improvisada y sin aviso a toda la clientela, que a la vez disimula ese pequeño espectáculo que está ocurriendo entre esas dos bocas que se apoyan la una a la otra desordenadamente intentando encontrar un equilibrio imposible, pintando caprichosamente –como ocurre con las nubes de Leu- en ambas expresiones con pintalabios rojo el brillo cada vez más húmedo en sus miradas, que no pueden evitar la sinceridad extrema e ir a los baños que queden libres a acabar lo que el oporto en vasos de plástico había empezado. Mario lo está viendo todo desde una esquina, la explosión de Sergio, la excitación de Leu saboreando su tónica a escondidas aprovechando que está lloviendo y sin poder salir del bar… la excusa perfecta en realidad para pedir otra tónica a Sergio, esta vez con un chorreón generoso de Martin Miller, y dejar de calcular el tamaño de las nubes por unas cuantas horas más, disfrutar de las gotas de lluvia dentro y fuera.
Las nubes de Leu
Publicado por Miguel Pérez
Miguel Pérez (Málaga, 1976) tiene su primer contacto con la música en la Banda Juvenil de Música de los Colegios Miraflores y Gibraljaire de Málaga, su ciudad natal, en cuyo conservatorio superior se gradúa posteriormente como Profesor de Solfeo, Teoría de la Música, Transposición y Acompañamiento, y Profesor Superior de Tuba. Desde 1990 compone en muy diferentes formatos que publica y estrena por todo el mundo, escribiendo música para radio, televisión, cine, y toda clase de espectáculos. Con Miguel Pérez Consort graba en 1999 Deus Meus, su primer lanzamiento discográfico, al que le seguirá un celebrado monográfico con sus composiciones dedicadas a la Semana Santa de Málaga que graba la Banda Municipal de Música de Málaga en el año 2006. Entre 2010 y 2020 escribe numerosa música para piano que culmina con el disco Treinta Años Escribiendo Música (2020), en el que Miguel Pérez vuelve a grabar una selección de su obra para piano. Afincado en Canarias desde 2007, y después de treinta años dedicados plenamente a la composición e interpretación musical en su sentido más personal, actualmente invierte su tiempo exclusivamente a la labor docente que desempeña como Jefe del Departamento de Música del IES Santo Tomás de Aquino en la isla de Fuerteventura. En los ratos que le sobra, escribe la música que le viene en gana, música que comparte con sus seguidores en Spotify y demás plataformas musicales en la red. Más en https://miguelperez.es/ Ver todas las entradas de Miguel Pérez