El castillo ambulante

A Mario le basta con su ventilador en esos días últimos de verano. Juan no comprende del todo que Mario sea feliz con tan poco, pero la luz es lo más importante para Mario. Leer y escuchar música a diario requiere la luz para que la inspiración llegue, el calor o el frío puede sortearse. Mario ha decidido comprar otro paquete de Chester, Limbo de Fernández Mallo lo merece, una versión jazz en trío del tema principal de El Castillo Ambulante lo merece. Mario ha encontrado de nuevo la inspiración, es su pequeño gran secreto gritado a voces. Mario ha sustituido el Oporto por copitas pequeñas de Martin Miller que toma sólo los sábados por la noche, nadie lo sabe pero es así desde hace algún tiempo. Alguien le ha recomendado una película y Mario no para de verla una y otra vez. Mario está feliz, muy feliz. Por fin. 

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